Agrupación de San Juan Evangelista

Cofradía California (Semana Santa de Cartagena)

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Julio Ortuño de la
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Durante la procesión de Martes Santo del referido año de 1944, la banda del tambores y cornetas del Regimiento de Artillería de Costa nº 3 sustituyó a la banda de música de años anteriores. El sargento que iba al frente de la misma quiso lucirse con su Coronel D. Ernesto Llamas del Toro, que estaba presenciando la procesión en la calle Mayor, concretamente en la puerta de la Iglesia Castrense de Santo Domingo, ordeno a la banda que tocara una diana floreada. Fue tal el estrépito de su marcha que interrumpió el desfile normal del tercio de San Pedro que procesionaba este día detrás de San Juan.

Debido a que en aquella época se desfilaba con cables eléctricos para el alumbrado de la procesión y que guardaban unos determinado metros de longitud entre trono y tercio posterior, era imposible guardar una mayor distancia que la permitida para neutralizar el estruendo de la banda y los sampedristas se las vieron y se las desearon para poder desfilar correctamente hacia la Iglesia de Santa María de Gracia, con los ritmos de tambores distintos de ambos tercios.

Al día siguiente, Miércoles Santo, los sampedristas aumentaron su banda de tambores y timbales todo lo que pudieron, con el fin de entorpecer al máximo el desfile sanjuanista ya que en esta procesión, el tercio sampedrista iba delante de los sanjuanistas y efectivamente, tras iniciarse el desfile, Don Julio Ortuño Aparicio que era el sudarista titular de la Agrupación de San Juan en esas fechas, se vio sorprendido antes la imposibilidad de poder desfilar con el ritmo de sus tambores antes el sonoro retumbar de los tambores de la banda del tercio y trono San Pedro, que era el que les procedía a escasos metros. La única manera de poder continuar era parar los propios tambores sanjuanistas.

El Sr. Ortuño desde el sudario y mediante señales paraban o arrancaba tambores así como igualmente hacia lo mismo con las marchas de música, que ensayaba tanto con esta banda de Artillería como con las que se contrataban todos los años. Bajó el estandarte le indicó al sargento que dejara de tocar, pero para su sorpresa la banda no dejó de tocar. Tras intentarlo en varias ocasiones el penitente mayor, Don Jerónimo Martínez Montes, le indicó que este desajuste era motivado por las indicaciones del presidente de la Agrupación Don José Derqui López Cuervo, que había ordenado al director de la banda que sólo debía obedecer sus órdenes.  

En vista de que el tercio estaba parado y no avanzaba, el Sr. Derqui, que iba como es tradicional delante del trono de San Juan, ordenó que anduviera el sudario. Don Julio no hizo caso y continuó parado y por medio del penitente mayor el envió un mensaje al presidente diciéndole: “O paras nuestros tambores o paras los de San Pedro y como los otros no van a parar, los nuestros tienen que hacerlo”. Contestándole el presiente: “¿Cómo van a desfilar los penitentes sin tambores?”.

En ese momento el tercio se encontraba parado en la Calle Mayor a la altura del antiguo Bar Mastia, pasaban los minutos y la procesión continuaba interrumpida. Las carreras nerviosas de los mayordomos de la Cofradía y el bullicio atónito del público contrastaba con la quietud de los capirotes.

El Hermano Mayor que estaba presidiendo el desfile californio en uno de los balcones de Capitanía General, junto a otras autoridades civiles y militares que allí se encontraban, bajó a hablar con el penitente mayor y con el sudarista al que le ordenó: “¡Ortuño, adelante!”. A lo que Don Julio le contestó: “No, Hermano Mayor, que se paren los tambores nuestros, los de San Pedro no, pero los de nuestra banda si”. Dado el carácter tan fuerte que ambos tenían, se estableció un pulso entre el Sr. Derqui y el Sr. Ortuño.

Hasta que por fin, convencido el Hermano Mayor de que aquello no tenía arreglo y el trono de San Pedro continuaba parado delante de la puerta de Capitanía, le dijo a Julio: “¡Haga usted lo que quiera! El responsable es usted de lo que pase esta noche”. Y a nuestro presidente le dijo: “¡Vengase usted Don José!” y se lo llevó delante del trono del Prendimiento.

Una vez que se marchó el Sr. Presidente con el Sr. Hermano Mayor, se volvieron a dar de nuevo las órdenes pertinentes a la banda para que cesaran los tambores, el tercio continuó su desfile, sin tambores, sólo con la música cuando esta tocaba la marcha de San Juan, desfilando el Tercio y portapasos de San Juan hasta la Iglesia de Santa María en estas circunstancias.

Este fue el motivo por el que, al llegar a la Iglesia, se acercó el Hermano Mayor a Don Julio y le dijo: “Quedan ustedes disueltos como Agrupación de San Juan” a lo que contestó Don Julio: “¡Muy bien!”. A los pocos días todos los componentes de la Agrupación presentaron la dimisión en la Cofradía y en cabildo celebrado el miércoles 12 de abril de 1944, fueron aceptadas las dimisiones, ratificando la mesa de la hermandad la disolución de la Agrupación de San Juan Evangelista.

La mesa de la Cofradía decidió que los componentes dimitidos no podían volver a solicitar su alta de ingreso en la Cofradía, así como tampoco en la Agrupación San Juan Evangelista, acordando también colocar en tablón una nota informativa en la que se solicitaban voluntarios californios que desearan darse de alta en la Agrupación, pero iban pasando los días y nadie se apuntaba. Los antiguos componentes de la Agrupación no volvieron por la Cofradía y se reunían todas las tades-noches en el Café-Bar “Los Cazadores” (antiguo “Gran Bar”). Pese a que en años anteriores había más de cien personas esperando para salir en el tercio de San Juan, los Californios hicieron causa común con los sanjuanistas dimitidos y al final sólo se apuntaron en la lista de la Cofradía dos personas. 

Se acercaba la Cuaresma de 1945 y el mayordomo principal Don Francisco Linares Buforn informó de este hecho al Hermano Mayor y le aconsejó que se nombrara nuevo presidente y que éste solicitara el indulto de los sanjuanistas, ante la situación tan delicada que le planteó el Sr. Linares al Sr. Hermano Mayor este a regaña dientes accedió. La difícil situación recayó en Don Jacinto Moncada Ruiz que fue propuesto para presidente. Lo primero que hizo con buen criterio fue citar a Don Julio y a Don Jerónimo, una vez reunidos Don Jacinto les explicó que se iba a hacer cargo de la Agrupación de San Juan y que deseaba contar con los hermanos que figuraban anteriormente en la misma. 

Las únicas condiciones que solicitaron Don Julio y Don Jerónimo fueron que la Cofradía costeara todos los gastos que conllevaba la salida de la Agrupación en las procesiones del año 1945, ya que no había tiempo material para conseguir los recursos económicos necesarios y que fuera el último año, que se saliera con las capas marrones pues era deseo de la Agrupación confeccionar un vestuario totalmente blanco. La Cofradía tuvo que transigir y en el cabildo de mesa celebrado el miércoles 3 de enero de 1945 el Sr. Derqui presentó su dimisión siendo aceptada y se nombró a Don Jacinto Moncada Ruiz, como nuevo presidente de la Agrupación de San Juan Evangelista aceptando la Cofradía la admisión de la totalidad de los dimisionarios hermanos sanjuanistas, que también acogieron la noticia con gran ilusión. 


Fuentes:

Extraído del "Libro sobre la Agrupación de San Juan Evangelista (Californios). 75 aniversario".

Información recibida de Don Agustín Cumbreras Pérez. 

Memoria Histórica de los coordinadores de esta Página Web.





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